En este capítulo vamos a abordar el tema de la tan famosa y mal
comprendida “Ciática”. En efecto, si una persona sufre una alteración del
nervio ciático, los síntomas y signos que presente van a ser muy graves pero,
afortunadamente esta es una disfunción poco frecuente y a menudo es confundida
por otro tipo de problemas mucho más benignos de los que aquí vamos a describir
los más importantes.
En primer lugar hablaremos del piriforme, músculo clave en la
estabilidad de la pelvis y de la cadera, teniendo una estrecha relación con el
nervio ciático por su proximidad anatómica.
PIRIFORME
El piriforme es un pequeño músculo situado en la región sacra, originándose en la cara anterior y externa del sacro para insertarse en la superficie superior del trocánter mayor del fémur. Él es un rotador externo y abductor del fémur.
Cuando este músculo entra en espasmo puede desencadenar un dolor
que abarque toda la nalga, la cara posterior del muslo llegando, cuando el
dolor es muy agudo, hasta la planta del pie, simulando un dolor de “nervio
ciático”. Se han descrito casos en los que aparece dolor en la defecación, y en
los más graves pueden aparecer disfunciones sexuales, tanto masculinas como
femeninas, causadas por una disfunción en este músculo. Podemos ver pues, que
este es otro músculo candidato a confundir, con sus síntomas, a la persona que
los sufre y que ésta llegue a pensar que padece un mal mucho más grave del que
en realidad tiene.
Liberación del Piriforme: para conseguir relajar este músculo y que
desaparezcan todos estos síntomas realizaremos un masaje por toda la zona glútea, asegurándonos
que trabajamos lo suficientemente
profundo como para llegar a contactar con el piriforme, pues este es un músculo
profundo (de todas formas el masaje nunca será aplicado de una forma agresiva).
Cuando hayamos localizado el punto
exacto donde se halla este músculo realizaremos una suave, pero firme presión,
hasta conseguir relajar profundamente al piriforme ayudando a que desaparezcan
las molestias.
No debemos olvidar que, según Beaton y Anson (1938), al menos en un 11% de la población, el nervio ciático, al salir de la pelvis en dirección a la extremidad inferior, atraviesa el vientre muscular del piriforme, quedando expuesto a posibles disfunciones por un exceso de tensión en este músculo. Sin lugar a dudas, si una vez liberado de estrés el piriforme, la persona sigue refiriendo las mismas disfunciones antes descritas, deberemos remitirlo al profesional sanitario pertinente.
Autor: Josep Ferrer
Imatge: Josep Ferrer
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